En lo uraniano-acuariano incide mucho la cuestión de género ya que históricamente la imagen del genix ha sido aplicada a varones cientificistas o intelectuales, no olvidemos que no hace demasiado tiempo tenemos acceso a las universidades.
A las mujeres y disidencias uranianas muchas veces se nos ha encasillado en la categoría de “locas, frías, desconectadas o desapegadas” utilizando esos adjetivos de forma peyorativa cuando tenemos mucho acuario.
En un mundo donde los mandatos culturales nos exigen tener que ser maternales y cuidadoras, ser uraniana muchas veces implica no identificarse con esos roles. Esto es enjuiciado en nosotras ya que existe un esquema en donde se supone que cuidar debería ser una característica innata y natural cuando en realidad se termina escondiendo lo que verdaderamente es: una construcción social hecha para que ocupemos un rol particular.
No va a ser lo mismo tener un Urano fuerte si soy varón que si soy mujer o una disidencia en este sistema, menos con el peso de la sentencia que existe sobre nosotras y con lo que se nos enjuicia en ser diferentes y en no encajar con la norma.
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