
El sol es un símbolo que en astrología representa, entre muchas cosas, el proceso de individuación, la identidad y la necesidad de querer tener la vivencia de una vida significativa.
Quienes tienen un sol dominante (sol en casas angulares, leo fuerte, sol en puntos claves de figuras mayores o soles aislados) suelen ser personalidades que pueden sentirse identificadas con la necesidad de esta vivencia de vida significativa bien pasional.
Liz Greene dice que el daimon del sol (frase que amo) es “la fuerza que impulsa a una persona a convertirse en su propio ideal”
Es la fuerza que nos impulsa a tomar la posta, a hacernos cargo, a romper con lo cómodo que no nos llena y dar el ejemplo.
Todo muy lindo con el costado luminoso del arquetipo pero hoy nos interesa hablar del lado b del sol. Tema que amamos trabajar en clase y en consultas.
Detrás de esta experiencia significativa, de romper con los moldes familiares para hacer mi propio camino, de reberlarme contra lo preestablecido nos encontramos muchas veces con profundos sentimientos de angustia por diferentes temas que surgen:
-La culpa: la sensación de ¿por qué yo y no otrx? Me siento en deuda y en falta constantemente y siento que me tengo que achicar limitando el propio potencial. Me da culpa dejar sola a mi familia, me da culpa alejarme de x relación para seguir lo que entiendo como mi camino o mi deseo.
El aislamiento:
Quizá para hacer emerger lo solar y emprender el arquetipico viaje del héroe/heroina necesito alejarme de mis afectos y me da miedo quedarme solx. Ante todo siempre queremos afecto y esto es una de las cosas que más limita a lo solar. No abrirnos a nuevas formas de vincularnos o de reformatear vínculos.
La crítica externa: Como dice Brene Brown en la llamada a la valentía, subirse a un escenario y mostrarse siempre va a implicar que haya críticas. Y ese es el costo solar también.
Es súper interesante que para hacer este proceso se trabajen terapéuticamente todas estas cuestiones🙌🏻
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