La astrología, entre otras cosas, en una invitación a un fuerte proceso de introspección, a un empezar a mirar hacia adentro y enfrentarse con lo que está ahí. Pero como todo proceso, nunca es color de rosa. Y es desde esa mirada y esa afirmación que trabajamos nosotras. La gente a veces viene a las consultas queriendo solo ver sus partes positivas y no queriendo abordar los bloqueos que son los más potenciales de la carta. Obvio qué hay que ver en qué momento y estadio se encuentra la persona para abrirle herramientas simbólicas pero si notamos que está en un momento en el que podemos ir profundo y simbolizar sería una irresponsabilidad en nosotras no poder marcarlos ya que desde nuestra mirada es una de las funciones más claves de la astrología. Como bien describe el hilo mágico, nuestro rol como astrologas es el de ir encontrando un hilo que entreteje y conduce la carta para así saber desde qué lugar tirar para generar otro tipo de vibración, para desbloquear espacios y para generar un real bienestar y no uno que termina siendo una impostura. Richard Idemon, astrólogo y autor del ʜɪʟᴏ ᴍᴀɢɪᴄᴏ describe qué le sucede mucho en los seminarios de astrología psicológica que cuando empieza a hablar del lado oscuro y maligno de piscis o el lado frío y duro de libra, es como si se empezaran a apagar las luces de diferentes lugares de la sala. La gente empieza a asustarse y bloquear esas posibles identificaciones. Y acá estamos hablando de cuestiones relacionadas a la sombra. Un famoso poeta y filosofo decía “ɴᴀᴅᴀ ᴅᴇ ʟᴏ ʜᴜᴍᴀɴᴏ ᴍᴇ ᴇs ᴀᴊᴇɴᴏ" Y en astrología sostenemos más que nunca esta premisa. Las cosas tienen la tendencia a convertirse en sus opuestos y eso es algo que en cierto nivel nos da miedo. Vivimos en un mundo dualista, lineal, racionalista y monoteísta en donde el bien y el mal están escindidos a tal punto que hemos perdido la noción de
y nos hemos convertido en seres totalmente lineales. La idea de que las cosas son de esta manera o son de esta otra se nos transmite con la leche materna y la sangre de nuestra cultura. O son obras de dios o son obras del diablo, sin que haya ningún término medio. Nos quedamos atrapados en la dualidad sin dejar posibilidad a ningún tipo de circularidad o de entender de las cosas son esto y al mismo tiempo son su puesto, y está bien y está mal a su vez o ninguna de ambas.
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